Un día como hoy fallece en el año 1864 el prócer y Padre de la Patria, el General Matías Ramón Mella. El mismo al morir pidió que sea envuelto su cuerpo con la Bandera Nacional...
RESEÑA HISTORICA....
De las tres grandes figuras próceres del siglo 19, fundadores de la República, Matías Ramón Mella representa la expresión militante y decidida y el más adaptado a las actividades políticas de una sociedad precapitalista.
Matías Ramón (que años atrás se le llamaba erróneamente Ramón Matías)
nació el 25 de febrero de 1816 en la ciudad de Santo Domingo, hijo de
Antonio Mella Álvarez y Francisca Castillo Álvarez. En Santo Domingo
creció y vivió, adquiriendo para su adolescencia y primera juventud fama
de hombre de valor. Se le reputaba como muy diestro en el uso de la
espada y el sable.
Como de otras figuras de la historia dominicana, poco sabemos de la
vida de Mella en sus primeros tiempos. En 1835, a los diecinueve años,
es nombrado "Preposé", o encargado de la común de San Cristóbal. Al
parecer allí se dedicó también al negocio del corte de madera, actividad
de la que se ocupaba Antonio Duvergé lo que supone que se conocieron
desde entonces.
Contrajo matrimonio a los veinte años con la joven María Josefa Brea,
perteneciente a una familia burguesa importante, aunque ninguno de los
dos aportó grandes bienes al matrimonio, según hace constar en el
testamento fechado 5 de mayo de 1859. Fue ya casado, cuando al parecer
adquirió sus bienes y propiedades, parte de ellos por vía hereditaria
tras el fallecimiento de su padre en febrero de 1837.
No se sabe tampoco cuando conoció a Juan Pablo Duarte pero, fundada
la sociedad secreta "La Trinitaria", se adhirió a ella en calidad de
"comunicado", junto a Francisco del Rosario Sánchez y Félix María Del
Monte. Duarte vio en Mella un discípulo de condiciones excepcionales y
lo designó para substituir a Juan Nepomuceno Ravelo cuando éste fracasó
en las gestiones que le encomendara, de llegar a un acuerdo con los
dirigentes haitianos cuando se organizara el movimiento de la Reforma
(paso previo para alcanzar la independencia).
Todavía en 1842 residía o visitaba con frecuencia a San Cristóbal
ligado al negocio del corte de madera. En enero de 1843 fue comisionado
por Duarte para trasladarse a la villa haitiana de Los Cayos de San
Luis, al sur de la isla, para hacer contactos con los revolucionarios
reformistas adversarios del presidente Boyer. La táctica correcta de
Duarte de aliarse con los enemigos de Boyer encontró en Mella un agente
capaz de sumar a los militares y civiles que, encabezados por Charles
Herard, querían el derrocamiento del presidente de la república que
tenía más de veinticinco años gobernando y cuyo mandato se había
convertido en una represiva dictadura, situación que facilitaba los
planes de Duarte frente al régimen.
A su regreso de Los Cayos, luego del derrocamiento de Boyer, Mella se
trasladó al Cibao Central como agente propagador del ideal republicano.
Cuando Charles Herard, como Presidente de la República, visitó la parte
oriental, a su paso por esa región ordenó la prisión de Mella, Rafael
Servando Rodríguez y el sacerdote Juan Puigbert, acusándolos de querer
destruir el ejército y los remitió a Puerto Príncipe donde permanecieron
dos meses detenidos, regresando en septiembre a la parte oriental.
Los sucesos se precipitaron y, en ausencia de Duarte, junto a
Sánchez, activaron los preparativos revolucionarios. En enero de 1844
ayudó a Sánchez, jefe del Movimiento, a redactar el Acta de
Independencia y, a sugerencia suya, se le llevó a Tomás Bobadilla para
su revisión.
En la noche del 27 de febrero de 1844 es de los primeros conjurados
en llegar a la Puerta de la Misericordia. Exhorta a unos pocos temerosos
a no abandonar el lugar y, audaz e impulsivo, Mella dispara su famoso
trabucazo en la Puerta de la Misericordia, partiendo desde allí los
conjurados hacia la Puerta del Conde, donde es proclamada la República e
izada la Bandera Dominicana.
Proclamada la República, forma parte de su primera Junta Central
Gubernativa, presidida primero por Sánchez y luego por Tomás Bobadilla,
convertido en la figura determinante de la misma. Para los primeros días
de marzo parte para el Cibao como Gobernador del Distrito de Santiago y
Delegado de la Junta Central Gubernativa, pero en realidad es el jefe
político y militar de la región más importante del país. Ostenta el
rango de Coronel del naciente Ejército Nacional, que será el Ejército
Libertador. Hace venir a José María Imbert, de Moca, y lo nombra su
segundo en el mando militar.
A mediados de marzo llega a territorio dominicano el señor Teodoro S.
Heneken, procedente de Cabo Haitiano, y advierte a las autoridades las
intenciones de invasión por parte de Haití. Solamente Mella es receptivo
a los informes del viajero. Deja instrucciones a Imbert de lo que debe
hacer y recorre la región reclutando hombres y tomando posiciones que
revelan su gran capacidad militar organizativa. Cuando comienza la
batalla de Santiago, Mella no se encuentra en el lugar del combate,
aunque parte importante de los méritos son suyos porque dispuso las
primeras instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente.
Los acontecimientos tomaron un giro diferente después de la victoria
de Azua el 19 de marzo. Duarte se presentó en el Cibao y Mella,
entusiasmado e impulsivo, lo proclamó Presidente de la República. Esa
acción rompió el equilibrio de las fuerzas que dirigían la joven
república y terminó imponiéndose el sector social más atrasado,
encabezado por Pedro Santana y Tomás Bobadilla. Los auténticos héroes
nacionales son declarados traidores a la patria y expulsados de por vida
del territorio nacional. Volvió, junto con Sánchez, al país en 1848
amparado por la amnistía decretada por el Presidente Manuel Jimenes.
Cuando Faustino Soulouque invade el país, Mella se incorporó al
Ejército, destacándose en la famosa Batalla de Las Carreras y termina
siendo secretario de Pedro Santana. Luego de la renuncia del Presidente
Jimenes y electo Buenaventura Báez Presidente de la República, en
septiembre de 1849, es nombrado Secretario de Estado de Hacienda y
Comercio. Separados y enemigos Santana y Báez, Mella seguirá al lado del
primero. Siempre lo prefirió al segundo, hasta que la causa de la
anexión a España los enemistó para siempre. Entre 1849 y 1861, en enero,
cuando rechaza frente a Santana el proyecto de anexión, ocupará Mella
importantes cargos civiles y militares. Comandante de Armas, Ministro de
la Guerra, Gobernador, Ministro Plenipotenciario y Enviado
Extraordinario en Misión Especial frente al Gobierno español, para
gestionar el reconocimiento de la República o del Protectorado. En julio
de 1856 se le encomendó preparar un proyecto de ley para organizar el
Ejército. Ya se le tenía y respetaba como un entendido en asuntos
militares.
Y lo demuestra cuando se inicia la Guerra Restauradora. Incorporado
al Movimiento, en agosto de 1863, se le confiaron importantes misiones.
Viajó al sur atravesando la Cordillera Central por Constanza, con el
encargo de organizar las tropas restauradoras dirigidas por Pedro
Florentino. Es designado Ministro de la Guerra y elabora el Manual de
Guerra de Guerrillas que dirige por medio de una circular de fecha 26 de
enero de 1864 y que recoge toda la experiencia del pueblo dominicano en
esta forma singular de lucha.
El general Mella, mientras rendía sus útiles servicios a la causa,
fue atacado de disentería y exhaló el último aliento en extrema pobreza
el 4 de junio de 1864. Vivía entonces en una mala casita, de las
improvisadas después del incendio, sita al pie del fuerte San Luis, en
Santiago de los Caballeros. Murió con la singular distinción de ser dos
veces prócer de la República. Pidió que lo enterraran envuelto en la
Bandera Nacional, y así se hizo.
Fuente: http://www.jmarcano.com/mipais/biografia/mella.html
miércoles, 4 de junio de 2014
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